Conocer la opinión de una persona en todo momento, ya sea sobre nuestro carácter o sobre las decisiones que hemos de tomar… Si fuésemos capaces de hacerlo, podríamos saber al instante que ser querido nos idolatra como a dioses, aunque se esconda por vergüenza. Reconoceríamos enseguida a ese cruel individuo que lo único que hace es molestar y ofender, que nos critica por criticar, que se dedica a tirar nuestra imagen por los suelos a nuestras espaldas , esas personas que nos saludan con una gran sonrisa y después nos desea que caigamos ante sus pies de la manera más ridícula, para así poderse alimentar de nuestras caídas… y averiguaríamos en una fracción de segundo la respuesta a cualquier pregunta porque, precisamente, el defecto del cerebro es ese: que resuelve todo aunque luego lo guarde para sí. Sin embargo, si nos fijamos bien en las consecuencias, creo que a veces es mejor no saber lo que el resto piensa de ti, le quitaría emoción a la vida… Y, sobre todo, oír constantemente voces en tu cabeza no tiene que ser muy agradable. En definitiva, creo que es mejor vivir en la ignorancia y seguir andando hacia delante y hacer oídos sordos a cosas que realmente no tienen nada que ver con nuestra persona.
Valentin Gonzalez
No hay comentarios:
Publicar un comentario